Escapadas de un día: qué ver y hacer en Viena



Iglesia de San Carlos Borromeo (foto de Pixabay)


Viena siempre ha sido uno de los destinos prioritarios en mi lista de viajes. Me atrae su cultura pero especialmente su historia y su gran patrimonio artístico. Hace casi un año, en diciembre de 2019, pude disfrutar de unas horas en la capital austríaca y cumplir ese sueño de descubrir una de las ciudades más impresionantes y con mayor riqueza cultural del panorama europeo.

Tengo que admitir que el destino principal de mi viaje fue Bratislava, donde pasé la mayor parte de mi estancia. Pero me sorprendió para bien la facilidad y la comodidad con la que se puede viajar entre ciudades de centroeuropea. En mi caso, mi grupo de amigos y yo nos decidimos por Viena porque era un destino cercano a la capital eslovaca y que permitía ser explorado en unas horas.

Hice el trayecto entre Bratislava y Viena mediante guagua o bus. La duración fue entorno a una hora y media y el precio del billete ida y vuelta costó 11'50 euros. Una vez en la capital vienesa, tuve que ir desde la estación de guaguas hasta el centro de la ciudad. Soy un viajero de los que cree que caminar y "perderte" a tu gusto es la mejor manera de conocer un destino. De esta forma puedes transitar por calles no turísticas, tener la oportunidad de visitar las tiendas a las que acuden los ciudadanos locales y descubrir las llamadas joyas ocultas que solo los viajeros de verdad valoran y encuentran.

Mi primera parada en Viena fue la Karlsplatz, sin duda una de las plazas más simbólicas y accesibles de la ciudad donde también se ubica la Iglesia de San Carlos Borromeo. Al visitar la ciudad en invierno, había un pequeño mercadillo de animales situado en la trasera de la plaza además de un buen número de puestos y quioscos navideños. Tras visitar esta zona, me dirigí a Kärtner Strasse que es la principal calle peatonal de la ciudad donde están la mayoría de grandes tiendas y restaurantes conocidos.


Ópera de Viena (foto de Clive Kim)

También decidimos contratar un free tour en español, otra de las mejores formas de conocer cualquier ciudad o destino. En mi caso, nuestra guía turística era una ciudadana vienesa que hablaba y entendía español a la perfección. Ir con guías locales siempre es un punto a favor, porque te dan una perspectiva de la ciudad diferente y mucho más completa

El tour contratado me llevó por varios de los lugares y edificios más emblemáticos de Viena. Empezamos el tour ante la fachada del museo de la Albertina, donde también pude admirar la escultura de la Puerta de la Violencia: un monumento a las víctimas de guerra, en especial, a los judíos asesinados durante la Segunda Guerra Mundial. Seguidamente, pasamos por la Iglesia de los Capuchinos en la cual se encuentra la cripta imperial donde están enterrados los miembros pertenecientes a la dinastía Habsburgo de la casa real austríaca. La siguiente parada fue el café Frauenhuber, el establecimiento de este tipo más antiguo de la ciudad. Tras visitar este local, pasé por la fachada de la casa donde el músico Wolfgang Amadeus Mozart falleció. 

La parte final del tour transcurrió a lo largo del núcleo central de la ciudad. En esta zona, pude admirar la impresionante Catedral de San Esteban así como el tradicional mercadillo navideño que se extiende a su alrededor. Aquí puedes encontrar adornos de Navidad artesanales, figuritas decorativas de cristal e incluso probar dulces o bebidas tradicionales como el vino caliente. A mí me encantan este tipo de mercadillos no solo por el espíritu navideño que desprenden sino por la posibilidad que te dan de poder ayudar a pequeños comerciantes, interactuar con la población local y degustar productos tradicionales.

Mi paseo siguió por la Stephenplatz, en cuyos alrededores se encuentran tanto edificios históricos como el palacio de Hofburg (antigua residencia de monarcas y emperatrices) o la Iglesia de San Pedro, al igual que monumentos como la Pestsäule (una ornamentada columna construida tras la epidemia de peste negra que asoló la ciudad). De todos ellos, el lugar que más me cautivó fue el palacio de Hofburg no sólo por su arquitectura y carga histórica, sino también por los restos de un antiguo asentamiento romano que aún pueden apreciarse a la entrada del edificio. También hay que mencionar las numerosas estatuas clásicas que rodean el blanco palacio así como el hecho de que la Escuela Española de Equitación tiene su sede en el edificio.

Durante mis horas en la ciudad, también tuve tiempo de probar la gastronomía vienesa. Desde su tradicional café hasta un escalope vienés. Personalmente recomiendo visitar el restaurante Reinthaler's Beisl y explorar su carta de comida local. Por último, también pude probar la tarta sacher, el postre más conocido de Viena cuya receta original se creó en el famoso hotel que da nombre a este dulce. En mis últimas horas en la capital austríaca, me despedí de la ciudad contemplando la fachada de la reconocida Ópera de Viena.

En solo unas horas paseando por sus calles, la ciudad puede trasladarte siglos atrás y hacerte ver que desprende historia y cultura por todos sus rincones. En su día Viena fue capital imperial y una de las ciudades más importantes del continente europeo. A día de hoy, mantiene ese ambiente de grandeza y lujo que lleva atrayendo viajeros desde hace siglos. En tu próxima escapada, te recomiendo que consideres visitar Viena para sumergirte en una ciudad que ha sabido combinar su amplia herencia artística de siglos pasados con el contexto de la Europa del siglo XXI

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