Carta abierta al turismo


Nacido y criado en Gran Canaria, abracé todo lo relacionado con los viajes desde pequeño. Convivir con personas de otras culturas, veranear sin salir de la isla, experimentar ese cosquilleo único en el estómago cuando un avión despega... En definitiva, he tenido la oportunidad de descubrir la forma en que una actividad como el turismo transforma tanto a individuos como a sociedades. Hoy 27 de septiembre, Día Internacional del Turismo, es la fecha más idónea para compartir esta carta sobre las bondades de viajar.

Sin embargo, el sector y los profesionales que en él trabajan no pasan por la mejor situación actualmente. Algo que para muchos se ha convertido en un estilo de vida, puede que incluso en una necesidad, ha visto cómo sus alas han sido cortadas, temporalmente. En tiempos de cuarentenas, restricciones y mascarillas, viajar se ha convertido en una actividad reservada para valientes. El COVID-19 ha recuperado, por fuerza, el espíritu explorador y aventurero de los pioneros de viajes. Aquellos que liderarán la remontada del sector turístico y, confío, su necesaria transformación.

La industrialización del sector ha venido acarreando problemas como la masificación de destinos, graves impactos medioambientales, malas condiciones laborales... Además, a menudo nos olvidamos del mayor capital del sector de viajes: su factor humano. Esas personas que nos facilitan, acompañan y trabajan por hacer que nuestras vacaciones, viajes de negocios y escapadas sean las mejores experiencias posibles.

Quiero aprovechar para mandar un mensaje de optimismo para todos aquellos que están involucrados en el sector, desde sus profesionales hasta los propios viajeros. El cambio propiciado por la pandemia ya está en funcionamiento. Muchas de las formas en las que solíamos viajar se quedarán en el pasado, pero otras muchas innovaciones llegarán para quedarse. Como profesional en construcción de viajes y turismo, tengo total confianza en el resto de colegas del sector: nuestro nivel de preparación, ambición y motivación nos ha permitido superar innumerables obstáculos, y este reto no será una excepción.

También quiero apelar a la responsabilidad individual como viajeros, no solo para proteger la salud propia y la del resto de la sociedad sino para preservar el bienestar que el sector proporciona tanto a  individuos como a comunidades. En nuestra mano está transformar la antigua industria turística en un nuevo sistema más sostenible y responsable cuyos beneficios lleguen a un mayor número de personas y de manera más genuina.

Para todas las personas que hacen posible que muchos podamos disfrutar y desarrollar nuestras carreras profesionales en un sector tan bonito como el de viajes y turismo, GRACIAS.

David 


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